El secreto está en mirar despacio: una invitación a observar cuidadosamente la obra de Carlos Castro Arias en el MAMBO
Juanita Bayona, estudiante de Historia del Arte, reflexiona sobre la obra de Carlos Castro Arias en el MAMBO, enfocada en identidad e historia.

Escrito por: Juanita Bayona Lozano – Universidad de los Andes, Colombia

En un mundo frenético e inundado de imágenes hemos perdido la costumbre de observar cuidadosamente, y de dedicarle tiempo a la mera acción de mirar. La obra de Carlos Castro Arias es la excusa ideal para este cometido: no se pierda su exhibición hoy expuesta en la sala Carlos Rojas del MAMBO, en donde podrá ver una cuidadosa selección de algunas de sus más célebres obras.

Carlos Castro Arias es un artista, profesor y músico colombiano. Su práctica artística mayoritariamente consiste en la apropiación de imágenes históricas y la recontextualización de objetos para explorar elementos como la identidad individual y colectiva. Castro obtuvo su título de pregrado en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Bogotá (2002) y de maestría en Bellas artes en el San Francisco Art Institute (2010). El artista ha expuesto su obra en museos y galerías de Bolivia, Brasil, Colombia, Francia, México, Nueva Zelanda, Perú, España, Suecia, Estados Unidos y Venezuela.

Castro es un artista que explora distintas materialidades y quehaceres artísticos, lo que queda en evidencia en la muestra seleccionada para la exposición El pasado nunca muere, no es ni siquiera pasado del MAMBO, la cual cuenta con esculturas (de gran y pequeño formato), fotografía, panel en corte láser, pintura, vídeo instalación y arte textil.

Los gobelinos de Carlos Castro

Cuando vi por primera vez la serie de tapices hechos por el artista quedé simplemente atrapada: en cuestión de segundos empecé a reconocer personas, y tan solo un par de minutos después empecé a reconocer objetos e historias de la cultura popular colombiana. Poco a poco se me fueron revelando como por arte de magia personajes célebres como Pablo Escobar, Diomedes Díaz y Álvaro Uribe; y objetos reconocibles en nuestro contexto actual como el Jeep cafetero, gorras de Adidas e incluso motosierras. He de confesar que hace mucho tiempo una obra de arte no atrapaba mi atención por tanto tiempo, y es que no es para menos, el trabajo de Castro para la realización de estos gobelinos es impecable.

Vista a la instalación de los gobelinos. Fotografía de Gregorio Díaz. Cortesía del Museo de Arte Moderno de Bogotá – MAMBO.

No sé qué resulta más maravilloso del trabajo del artista bogotano: si la cuidadosa composición de sus imágenes, la combinación de lenguajes que hace, o la ejecución perfecta de su técnica. La obra propone ingeniosamente la narración de microhistorias muy colombianas compactadas en composiciones que de seguro llamarán su atención, mientras se roba algunas figuras clásicas medievales (imagínese por ejemplo las gárgolas góticas o los unicornios mitológicos). Estos gobelinos son un tipo de tapiz medieval elaborados en telares donde se entrelazan meticulosamente hilos de urdimbre para crear imágenes luminosas y detalladas.

Cada gobelino narra un episodio histórico del país, después de mirar puede referirse a las fichas técnicas extendidas que le explican qué ocurre en cada obra.

Guacharacas, Carlos Castro Arias, 2019. Gobelino; 183.2 cm x 153.5 cm

Para que se haga una idea de lo que encontrará en cada uno le contaré sobre mi gobelino favorito, el cual cuenta la historia del Frente Bernardo López del ELN, cuyos militantes bajo órdenes de un cabecilla (Alias Juan Pablo), quemaron la hacienda Guacharaca perteneciente a la familia del expresidente Álvaro Uribe, quien incluso asegura que allí las FARC habría matado a su padre años atrás. Tras el ataque se robaron unos animales de la finca, y entre estos, había unos caballos de paso fino, uno de los cuales terminó en manos de Juan Pablo, quien desde el golpe se la pasaba patrullando las montañas en ese caballo que le robó a Uribe. Ya puede imaginarse que eso ponía furioso al, en ese entonces, gobernador de Antioquia, así que se le metió en la cabeza combatir a este grupo como fuera, y con toda la fuerza del caso.

Observe cuidadosamente la figura de Uribe: sombrero blanco, poncho a cuadros y carriel mientras señala mandatoriamente una maraña de hombres que parecen estar combatiendo, pues van armados con lanzas medievales. Fíjese también que en el centro de aquella maraña, vestido de armadura medieval, un hombre montado sobre un caballo (¿Alias Juan Pablo?) arremete contra los demás hombres. Podría quedarme horas hablando sobre solo este gobelino, pero lo invito a que usted, sea quien encuentre las demás pistas.

Penetración, la obra en corte láser de Carlos Castro

Otra de las obras que más capturó mi atención al ver la obra de Castro, tal vez por su inmensidad, fue Penetración, una obra realizada en 2019. La obra hace parte de una colección más grande en la cual el artista copia grabados realizados en el renacimiento tras el descubrimiento de América, para dialogar sobre la mirada colonial aún presente en nuestros días. La obra hoy expuesta es una referencia al grabado de Theodor de Bry Las minas de plata en Potosí (1601) el cual retrata una fuente de plata explotada arduamente en tierras mexicanas por la corona española durante la colonia, mediante la explotación de mano de obra esclava.

Vista a la instalación de Penetración (pared del fondo en el costado derecho). Fotografía de Gregorio Díaz. Cortesía del Museo de Arte Moderno de Bogotá – MAMBO.

Esta obra debería permitirle penetrar la imagen con la mirada. La obra puede ser pensada como un espejismo, pues se vuelve en una imagen variable que aparece y desaparece mientras usted mira y se mueve alrededor de la obra debido a los juegos de sombra y luz que permite su materialidad. Mientras más tiempo pase usted mirando la obra (ojalá desde distintas perspectivas) verá cómo en ocasiones se hace más clara o en otras, se oculta. La gracia es que juegue con ella: aléjese lo que más pueda, y luego acérquese tanto que ya no vea nada, permita a su cuerpo ser en el espacio del Museo.

El artista elige este medio para jugar con la presencia/ausencia del material. Si lo piensa la imagen está conformada justo por aquel material que ya no está, que fue retirado y que casi como una herida cicatrizada revela una historia. Al contrastar esto con el tema de la mina de plata en Potosí, se vuelve una obra muy reveladora, y es que aquella reapropiación de ese viejo grabado colonial se resignificó para representar aquel paisaje cambiante que fue inmensamente afectado por la colonia española, y que hoy aún guarda las heridas provocadas por ese pasado colonial

 Las esculturas intervenidas de Carlos Castro

En general a lo largo de la exposición usted encontrará varias esculturas e imágenes históricas intervenidas, entre ellas la escultura de Isabel la Católica, de Cristóbal Colón, de Gonzalo Jiménez de Quesada, y de otros objetos de importancia histórica como la espada de George Washington.

Escultura en resina de la mano derecha de la escultura de Cristóbal Colón hecha originalmente por Cesare Sighinolfi. Los padres ausentes, escultura en resina cubierta con símbolos de la cultura Inga del Putumayo colombiano hechos de chaquiras plásticas. Fotografía de Gregorio Díaz. Cortesía del Museo de Arte Moderno de Bogotá – MAMBO.

Le traigo de ejemplo la obra de la mano de Cristóbal Colón, y es que funciona en general para hablar de toda la serie completa de esculturas intervenidas con chaquiras plásticas. Estas esculturas fueron hechas a partir de la realización de moldes que imitan las esculturas originales, en este caso la de Colón por el escultor Cesare Sighinolfi, que fueron hechas mediante la elaboración de moldes y el posterior vaciado en bronce, e intervenidas con el aplique de chaquiras formando patrones tradicionales de la joyería Inga del Putumayo.

Resulta muy poderoso discursivamente fragmentar en partes todas estas figuras monumentales tan asociadas al poder colonial, pero sobre todo es poderosa la acción de intervenirlas con una materialidad contemporánea que es fundamental para varias comunidades indígenas, muchas de las cuales han sido desplazadas por la violencia (debido en gran medida a las mismas lógicas coloniales), y desamparadas en las grandes ciudades encuentran en este quehacer manual su única oportunidad laboral.

Rétese a encontrar todas las esculturas hechas por Castro, mírelas cuidadosamente y de cerca, estudie aquellos detallados apliques en chaquiras y observe cómo contrastan sus patrones con la textura de las esculturas. ¿Por qué cree que es importante cuestionar hoy este tipo de monumentos? ¿Cree que Castro lo hace satisfactoriamente?

Lo invitamos a la exposición El pasado nunca muere, no es ni siquiera pasado de este ciclo expositivo del MAMBO, pero sobre todo lo retamos a pasar unos 3 minutos observando cada obra para descubrir todos los juegos que hace el artista con las imágenes de la cultura popular y cómo se atreve a resignificar el pasado con los lentes del presente.

Fotografía por Gregorio Diaz. Cortesía del Museo de Arte Moderno de Bogotá.

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