Escrito por: Catalina Silva Correa – Universidad de los Andes, Colombia
El primer ciclo expositivo del Museo de Arte Moderno de Bogotá en 2024 exhibe un profundo entendimiento de la experiencia latinoamericana y sigue una línea temática que entrelaza el colonialismo, el modernismo y la experimentación a través de fuertes colores. La pregunta central que guía estas exposiciones es el cuestionamiento de la identidad latinoamericana. Con esto en mente, podríamos preguntarnos: ¿cómo podemos relacionar estas tres exposiciones? ¿Cuáles son los aspectos que las vinculan y que nos permiten identificarnos con ellas?
El resignificado del monumento
Desde el momento en que entramos a la exposición, como espectadores, nos enfrentamos a cuestionar nuestra identidad latinoamericana que confronta y cuestiona la condición de territorio colonizado. Las estatuas de Cristóbal Colón e Isabel la Católica están ubicadas en la Sala Marta Traba e impactan por su monumentalidad. A simple vista, llama la atención el globo terráqueo inflable que inclina la escultura de Colón. De manera similar, Isabel la Católica se encuentra aislada en una selva y dirige la mirada hacia la pared, ignorando la presencia de Colón, quien parece dominar y agotar el mundo. Esta obra denuncia cómo el descubrimiento de América y los procesos de colonización revelan el absoluto desinterés y las ansias de enriquecimiento de la corona española: no eran más que la manifestación de una violenta campaña de destrucción.
La presencia de estas monumentales figuras es, sin duda, una forma pertinente de abrir la exposición. Como espectadores nos cuestionamos por aquello externo a las esculturas como el balón o la selva. Aspectos que están fuera de lugar y nos invitan a reconsiderar nuestra historia y nuestro pasado. Este es un elemento característico en la obra del artista Carlos Castro en la exposición El pasado nunca muere. No es ni siquiera pasado. Estos monumentos, comisionados por el Gobierno de Carlos Holguín como parte de la celebración del denominado “IV Descubrimiento de América” en 1890, han tenido 7 ubicaciones diferentes, y ahora están teniendo un nuevo significado en el MAMBO. Sin duda, la instalación en el Museo permite cuestionarnos sobre nuestra identidad y la manera en la que nos comprendemos como colombianos, ahondando en los constructos de la sociedad e indagando en la historia. Según Castro Arias, su obra evoca a menudo géneros artísticos tradicionales vinculados a la tradición histórica del arte occidental, como la tapicería, la pintura conmemorativa y la escultura. Subvierte los códigos lingüísticos de sus referencias aristocráticas para narrar las contradicciones y la vulgaridad del presente, subrayando con una actitud suspendida entre el humor y el cinismo, las paradojas, los mitos y los ritos de la sociedad colombiana (1). Son composiciones que profundizan en la experiencia y la identidad; que imponen temas complejos en la audiencia desde perspectivas que combinan la tradición y la modernidad.
En efecto, al entrar al MAMBO y observar los monumentos, se experimenta una visión impactante. Detallar cada una de las obras y su ubicación en el espacio genera curiosidad y, al mismo tiempo, asombro. Sorprende ver cómo el balón que sostiene el peso de la escultura no explota y tiene la capacidad de inclinar la obra. Del mismo modo, esta es una forma interesante de abordar temas como la descolonización y la reapropiación de la identidad que la historia ha impuesto a Latinoamérica. Esto se evidencia nuevamente en la Sala Carlos Rojas, donde Castro expone “Los padres ausentes”. Estas obras también retoman el concepto de monumento y lo resignifican mediante técnicas de comunidades que han sido ignoradas. Esta sección cuenta con fragmentos de monumentos intervenidos por el artista con chaquiras plásticas de colores. Estas han sido colocadas en las piezas escultóricas siguiendo un patrón y una técnica propios de la cultura Inga del Putumayo. A través de esto, el artista entrelaza dos culturas e iconografías que han convergido en el territorio. En este sentido, Castro invita al espectador a reflexionar sobre las comunidades, culturas, creencias y técnicas artísticas que han sido relegadas en nuestro país, así como sobre el impacto que la colonización ha tenido en las comunidades nativas de América Latina. Invita a considerar un arte que indaga el pasado, el presente y el futuro.
Una historia verídica que se traslada a la fantasía
Los tapices o gobelinos que se encuentran en la Sala Carlos Rojos, son reflejo de una práctica milenaria que nos remonta a la Edad Media, traducida a un entorno actual y latinoamericano. Mythstories (2017) del artista Carlos Castro Arias es una serie de tapices que explora la mitología y los relatos de la cultura popular. Es, sin duda, un método creativo para narrar historias que permite que el espectador se cuestione sobre la realidad latinoamericana y cómo estas historias pueden llegar a sonar irreales o incluso como fantasía.
El color a través de los vestigios del pasado
La exposición de Alexander Apóstol titulada Postura y geometría en la era de la autocracia tropical en la Sala Alejandro Obregón también otorga un espacio a comunidades que han sido ignoradas en América Latina. La muestra consta de cuatro obras diferentes del artista. Al ingresar a la sala es inevitable una implosión con el intenso color rojo en las paredes que chocan y se distancian de las fotografías en gran formato que recorren el pasillo. Al hablar sobre la serie Régimen: Dramatis personae con Juaniko Moreno, curador del MAMBO, una conversación interesante surgió: la serie de fotografías que enmarca la exposición fue creada con miembros de las comunidades LGTBIQ+ de Caracas. Las imágenes exploran el drag y la performance al transformar a cada uno de los participantes como los actores de la modernidad en Venezuela. La serie es una declaración política que indaga en el pasado del país y sus actores por medio de miembros de la sociedad que han sido excluidos y marginalizados. El maquillaje, las poses y gestos de los actores generan una fuerte curiosidad en el espectador por conocer más sobre las identidades de cada uno de los personajes en la pared. Así bien, es notable pensar en la imagen inicial de la serie y la última imagen en ese pasillo rojo, pues son figuras que, a pesar de ser tomadas de un contexto venezolano, también pueden ser entendidas desde el colombiano: como la figura de la reina de belleza y la del mártir libertador.
Una vez salimos de esta sección de la exhibición y al recorrer la sala notamos un estallido de color que inunda el espacio. Fuertes colores que se mezclan en figuras geométricas que rompen con la seriedad de la sala anterior. Una aproximación al arte moderno y óptico es la principal característica de esta sección de la exposición. Los colores brillantes atraen al espectador y generan inquietudes frente al significado de cada una de las tonalidades y figuras que se entrelazan y sobreponen. Estas composiciones son el resultado de banderas de partidos políticos que han desaparecido en Venezuela; demuestran, por un lado, la variabilidad e incertidumbre que subyace en la realidad política latinoamericana; por otro lado, habla de un arte geométrico, óptico y colorido que se relaciona con la modernidad y la evolución de Venezuela y del continente.
Es una experimentación cromática que recuerda a las composiciones de otro artista venezolano: Carlos Cruz-Diez, cuya exposición Cromofilia pueden encontrar en el piso -1 del MAMBO.
Explorando la identidad latinoamericana
Estas son algunas de las obras que forman parte de este ciclo expositivo y que demuestran un aspecto en común: nos permiten comprender la variabilidad, diversidad, incertidumbre y modernidad que caracterizan a países como Venezuela y Colombia. Son obras y exposiciones que evidencian cómo América Latina enfrenta su pasado y busca reconstruir una historia turbulenta y violenta. Del mismo modo, indagan en la búsqueda de una identidad que va más allá de los constructos impuestos por el colonialismo y la violencia. Forman parte de una transformación en el continente, visibilizando comunidades que han sido ignoradas y violentadas. A través de estas exhibiciones, se identifica un continente que se cuestiona y se transforma.
Les invitamos a conocer más sobre las obras y los artistas que llenan este ciclo expositivo del MAMBO antes del 9 de junio.
También les invitamos a compartir su experiencia y opinión sobre las obras. ¿Cómo relacionan las exposiciones con su vida personal y con la experiencia latinoamericana?
Referencias:
Fotografías por Gregorio Diaz. Cortesía del Museo de Arte Moderno de Bogotá.